Terapia Focalizada en Emociones
A lo largo de los años, he trabajado con muchas parejas que se sienten atrapadas en las mismas discusiones, los mismos malentendidos, una y otra vez. Lo que he descubierto es que el verdadero cambio no suele venir de aprender una nueva técnica de comunicación, sino de reconectarse con las emociones de una manera segura y honesta. Por eso utilizo la Terapia Focalizada en las Emociones (TFE) en mi consultorio.
La TFE, desarrollada por Susan Johnson y Les Greenberg, se basa en una idea simple pero poderosa: nuestras emociones son el corazón de cómo nos relacionamos unos con otros. Cuando las parejas pueden acceder a esos sentimientos y expresarlos de manera auténtica, la dinámica de la relación puede transformarse por completo.
Una terapia que se siente real
Algo que siempre he valorado de la TFE es que no se siente forzada ni artificial. Algunos enfoques de terapia de pareja piden seguir guiones o marcar pasos de comunicación, lo que puede resultar incómodo o incluso frustrante. Pero las relaciones no son ejercicios: se trata de una conexión humana real.
La TFE se centra en ayudar a las parejas a relacionarse siendo ellas mismas. No se trata de encontrar las palabras perfectas, sino de conectar con lo que realmente sientes y atreverte a compartirlo. Esa autenticidad es lo que abre la puerta a la comprensión y la cercanía.
Sentirte seguro para ser tú mismo
Un reto común en las relaciones es que, con el tiempo, las parejas dejan de sentirse seguras para mostrar sus emociones más profundas. El dolor, la decepción o el miedo al rechazo pueden llevarnos a escondernos tras muros, dejando que solo aparezcan el enojo o la defensividad.
La TFE ayuda a las parejas a bajar suavemente esos muros. El proceso guía a cada persona a explorar lo que realmente ocurre bajo la superficie —soledad, ansiedad, anhelo— y a comunicar esos sentimientos de forma segura y apoyada. Se trata de crear un espacio en el que ambos se sientan libres de ser ellos mismos sin temor al juicio.
Un cambio en la forma de conectar
Cuando las parejas empiezan a expresar estas emociones más profundas, la relación suele transformarse. Por ejemplo, en lugar de decir:
• “Nunca me prestas atención”,
puedes compartir:
• “Me he sentido solo/a y deseo más cercanía”.
Este pequeño cambio modifica la manera en que tu pareja te escucha: es más probable que responda con cuidado y ternura en lugar de con defensividad.
A través de la TFE, las parejas aprenden a hablar desde sus sentimientos genuinos, lo que anima a ambos a responder de la misma manera. Es una forma poderosa de convertir las discusiones repetitivas en oportunidades de conexión.
Abriendo un nuevo capítulo
A medida que las parejas se sienten más cómodos siendo honestas con sus emociones, las interacciones se vuelven más solidarias y amorosas. La ira y la defensividad ceden paso a la vulnerabilidad y la empatía. Las parejas comienzan a abordar los verdaderos problemas que subyacen en los conflictos cotidianos y, como resultado, se sienten más unidas.
Incluso los pequeños desacuerdos —como dejar los platos sucios o olvidar algo importante— pueden convertirse en momentos para comprenderse mejor en lugar de peleas para “ganar”. Las diferencias se vuelven más fáciles de manejar cuando ambos se sienten seguros, valorados y realmente vistos.
La TFE no consiste en seguir una fórmula ni en hacerlo perfecto. Se trata de cultivar seguridad emocional, comprensión y conexión auténtica. Cuando las parejas adoptan este enfoque, la relación no solo sobrevive: florece.
Si quieres aprender más sobre cómo usar las emociones para fortalecer tu relación, el libro Abrázame fuerte de Sue Johnson es un excelente lugar para empezar.